Hace unos días escuché a una conocida actriz hablar sobre su reciente divorcio. Percibí su sensibilidad por la circunstancia que atraviesa, al mismo tiempo que serenidad y respeto por los detalles que hacen a su privacidad.
Dijo que tomó la decisión porque se dio cuenta que “había cosas que ya no funcionaban”.
También se dio cuenta que tenía que ser ella quien se mudara a otro lugar, junto a sus hijos, ante la decisión del padre de sus hijos de quedarse en la casa.
Me parece importante comentar la importancia de la aceptación, porque muchas veces se confunde a la aceptación con la resignación y es todo lo contrario. Aceptar que: “las cosas ya no funcionan”; que “los hechos son como son” y que “el otro es como es”, aunque duela, es el primer paso para cambiar e iniciar una nueva etapa, que sin duda va a ser mejor.
La decisión puede ser personal, como un divorcio, o de trabajo: separarse de un socio, retirarse, iniciar un proyecto nuevo, o cualquier otra. Esa es la decisión principal. A partir de allí vendrán muchas otras “mini decisiones” o decisiones conexas para ponerla en práctica y negociaciones para construir un nuevo equilibrio, capitalizando la experiencia. ¿Vos qué opinás?, ¿cuál te parece el paso más difícil del proceso?.