Hoy quiero contar una anécdota personal que no es sobre la inteligencia artificial en sí, sino sobre un uso particular, estratégico y conciente: el lugar de la IA es asistir, amplificar la visión y complementar habilidades humanas, respetando la esencia.
Aclaro que “converso” con la IA, en forma escrita (al menos por ahora) sobre los temas abstractos que son mi materia. No uso prompts de otros ni fórmulas fijas.
Todo comenzó con una idea simple: probar las novedades en Chat GPT 5 (lanzado el 7/8/2025), en relación a los temas que me interesan. Observé que mencionaba que ahora tenía “razonamiento integrado”.
Por lo tanto, le pregunté:
¿Qué es para vos el razonamiento integrado?.
Parte de su respuesta. ChatGPT dijo:
“Antes, era más como un traductor literal: yo recibía tu texto, lo transformaba en “instrucciones de imagen” y ya. Ahora puedo hilar más fino: por ejemplo, si me pides “una escena que transmita la fragilidad de la innovación en un mundo saturado de tecnología”, puedo interpretar “fragilidad” como algo visualmente metafórico (vidrio, hilos tensos, luz tenue) sin que me lo digas explícitamente”.
Me gusta trabajar con imágenes porque tienen mucha potencia. En la versión anterior, observaba que había problemas para relacionar mi pedido con la ejecución: no respondía a las pautas que le indicaba, aunque las entendía porque las ponía en texto. Había como una disociación entre texto e imagen. Asique, empecé pidiendo la imagen sobre “fragilidad” y me sorprendió.

Me entusiasmé y fui por algo más profundo: partiendo de esa imagen, quiero transformarla, para representar el concepto de clínica de ideas. Es decir, la lamparita puede tener dentro un cerebro que evoluciona, que despierta su potencial,
Tiene que incluir algún elemento de curación (curita, vendaje, cruz roja o verde).
Además, tiene que reflejar las ideas de recuperación, integración y liberación del potencial. Le pedí que recuerde los colores que uso, luminosidad que evoluciona y símbolos de energía.
ChatGPT dijo:
“Lo que propones se presta para una imagen muy potente, porque combina la metáfora clásica de la bombilla con la idea de cuidado, evolución y energía liberada”.
Simulamos una sesión de “Clínica de ideas”
A partir de ahí, se inició un intercambio de ideas, casi como una sesión de “Clínica de ideas”, donde el objetivo no era que la IA me “diera” una respuesta cerrada, sino que me ayudara a explorar, a empujar los límites de lo que yo ya tenía en mente. No buscaba que hiciera el trabajo por mí, sino que me acompañara en el proceso.
Fuimos intercambiando conceptos, afinando imágenes y descartando lo obvio.
Pero sentía que algo faltaba: la conexión de la fragilidad con la recuperación y darle a ésta un valor simbólico potente.
Le pedí que se inspirara en el kintsugi, la técnica de origen japonés, usada para reparar con oro las fracturas de las piezas de cerámica.
El resultado fue más que una ilustración: era una metáfora visual de la propuesta básica de clínica de ideas. No solo encender la luz, sino aceptar las grietas, repararlas y dejar que esas cicatrices se conviertan en fuentes de fuerza y belleza.

En esta experiencia confirmé algo que para mí es clave:
Si tomamos la decisión de usar la IA en forma conciente, el resultado es increíble. No solo nos permite ahorrar tiempo, sino que nos complementa y nos potencia, protegiendo lo más preciado, lo que nos hace humanos: la mente.
El valor no está en pedirle respuestas instantáneas, sino en usarla para refinar preguntas, explorar ideas y construir sentido.
La creatividad no se delega: se comparte.
Así, esta ronda creativa terminó dejándome más entusiasmo que dudas y una tercer imagen
conceptual que representa la secuencia de las sesiones básicas de clínica de ideas: fragilidad, reparación y expansión.

Lo importante es que más que un resultado gráfico, fue una demostración de que podemos trabajar con la IA para potenciar tanto la mente racional como la creativa.
Sugerencias – Usá la IA en forma conciente y ponele contexto:
¿Para qué la vas a usar?,
¿Cómo vas a usarla?,
¿Qué necesita la gente según dónde la uses?
Y, lo más importante: tener presente en todo momento que la IA no es un programa de computación “tradicional”. No es como usar Excel, Word, o un bot automático.
¿Cuál es la diferencia?. Básicamente dos cosas de suma importancia para los humanos: la IA usa redes neuronales artificiales para simular facultades cognitivas del ser humano y el aprendizaje profundo (aprende más allá del entrenamiento que tenga). Esto implica un cambio cultural y un desafío para la humanidad que no se parece a ningún otro. Es un tema para encararlo con la seriedad y la profundidad que merece todo lo que implica proteger lo humano.
Podemos superar el desafío!
Porque Innovar es Integrar.
Y se puede tener una experiencia de creatividad mental con IA, conservando la esencia y la autonomía.